Hace rato estaba sin oír música, entonces me fui al cuarto a buscar los audífonos que tenía en el bolso con el que salí hoy. Los saqué, me vine, me senté y cuando iba a enchufarlos a las cornetas me di cuenta que me faltaba el adaptador -mis audífonos tienen el plug muy delgado para las cornetas, por eso el adaptador-.
Luego me fui al cuarto a ver si estaban en el bolso. Busqué ahí, en el piso, en la cama, en donde había tirado el bolso, en el pasillo de camino al cuarto, aquí en la mesa de la PC y no lo veía. Pensé que se me habían caído en la calle cuando tuve que abrir el bolso para meter unas cosas que había comprado.
Ya estaba harto y en eso levanté la sábana con la que me arropo y la lancé contra la cama para descargar la arrechera -compré ese adapatador hace como 5 días. Una insignificancia por 8 Bs.-. Resultó que de entre las sábanas saltó el bichito ese…
Cualquiera pensaría “uno tiene que dejar de buscar las vainas para que aparezcan”, pero no, no es así, ¡UNO TIENE QUE ARRECHARSE EN ESTA VERGA PARA QUE TODO SALGA COMO UNO QUIERE!
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