martes, 10 de octubre de 2017

LARA Y GABRIEL

Y se encontraron sin buscarse, en una noche fría
Ella dormía y él despertaba en murmurante letanía
Sonreía sin parar de mirarla, obviando que no existía
Él se contenía de sus deseos. Ella soñaba que él la veía

Un día, ese mismo día, cuando amaneció
Ella se levantó, en su cama sólo arrugas miró
Y al intentar alisar las sábanas se frustró
Mientras supo que soñó que él a ella la soñó

Se dirigió a la cocina. Entrando vio al gato exaltarse
Él le maulló al acariciarlo justo después de agacharse
Se levantó y encendió la estufa para percatarse
Que sonaba el timbre del que no lograba acostumbrarse

Al abrir sintió que la brisa se rió de ella disimuladamente
Nadie estaba presente, el timbre rió en tono insolente
De vuelta a la cocina suspiró una tristeza latente
Opacando la efímera emoción de tenerlo frente a frente

En su desbarajuste emocional notó con vacilación
Que la hornilla ella nunca encendió en su distracción
Volvió a la cama con la mayor de la frustración
Y rompió en un llanto que entendió su desolación

Se preguntaba si él había pensado en ella con igual aflijo
Si habría considerado en tener otro gato o tal vez un hijo
Si cuando él murió y dejó la casa sola tomó rumbo fijo
Porque cuando ella dejó de existir a ella nadie se lo dijo.


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