viernes, 21 de diciembre de 2012

UNA METÁSTASIS DE MIERDA

Y hoy me pregunto ¿por qué hay un pez en un estanque de anfibios?
¿Qué es esa incomodidad de no saber si pertenezco a donde habito?
¿Por qué me escalofría esa brisa nocturna soplando mi espalda?

Soy yo solo oyendo los tics y los tacs de un reloj de pared en la sala.
Otro más en la cocina.
Mientras todos duermen yo desvelo mis ganas de que sea un nuevo día.

Esa maldita e incontrolable bifurcación de mis deseos.
Un desorden inefable.
Una armonía inestable.

Con todo y eso he mandado al carajo varias cosas en estos días.
Mi agudo pendejismo, por ejemplo.
Creo que sólo me falta aprender a cuándo decir las cosas.

Los veo como agua y aceite, aunque son más como agua y vinagre.
Una metástasis de mierda.
La peor de todas las uniones.

Callar con uno mismo no es bueno.


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