En la vida, la gente disfruta de una extensa carretera de oportunidades y de ocasiones que les hacen entender que el simple hecho de tener una vida y poder disfrutar de ellos es gratificante. Poder girar las miradas y hacer explotar las bombas con la facilidad con la que el agua siempre cae hacia abajo, como todas las cosas, excepto el humo y otras que ni importan acá, pues eso es harina de otro costal, nos da a entender que no necesitamos de una compañia para hacer que la llama arda. Para derretir el hielo. Para patear piedras que se atraviesen en el camino. No toda la esperanza se ha ido cuando te das cuenta que toda tu existencia sólo se trata de eso. De casualidades.
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