Una gota tras otra, toda la noche, cayendo sin compasión a mi estado emocional y estos flashes sobre ti que nunca terminan de disiparse. Este televisor a modo de acompañante de fondo, con sus comerciales a alto volumen que no hacen más que desconcentrarme; esos programas todos me hacen recordarte.
Mis manos ahora se extienden para sentir no más que la brisa dibujando tu ausencia. Adiós sosiego. De ti se desprendía mi alegría, ahora sólo queda una sonrisa encerrada en una neonata burbuja de melancolía.
No quiero dormirme, porque sueño y odio recordar que un sueño ha quedado huérfano. Y mis sábanas, todas ellas, guardan en sus fibras la sensación impregnada de mis más poderosos deseos. Las tuyas no. Ese espacio que creí mio un día... Sólo una pose de fotografía improvisada.
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