-¿En qué piensas?
-En nada.
-¿Qué miras?
-Nada.
-¿Tienes frío?
-Sí, aquí hace demasiado frío.
Unos 2 minutos de silencio...
-¿En qué piensas?
-Nada.
20 segundos de miradas encontradas fijamente...
-Perdón
-¿Por qué?
-Por esto...
E incliné mi cabeza hacia la suya que reposaba sobre mis piernas para acercar mis labios a los suyos y marcar la madrugada como el comienzo de un sempiterno amanecer...
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